Vistos entonces a la luz del oficio del fuego, los oficios proponen:
▶ Una dinámica de taller que propicia en el practicante la observación de su comportamiento en el "modo de hacer las cosas y resolver problemas", lo que redunda en su autoconocimiento mientras que, a la vez, tiene la oportunidad de ir ajustando aspectos al modelo de conducta propuesto de "pulcritud, permanencia y tono".
▶ Una conexión experiencial con el momento atávico de la humanidad cuando surge lo humano.
▶ Un eje temporal o histórico que permite comprender la evolución de la humanidad en saltos de etapa.
▶ La intuición del salto a la etapa siguiente en el futuro inmediato y mediato.
▶ La resonancia personal con la significación alegórica del tema y argumento.
▶ Cierta visión del trasfondo psicosocial y cultural.
Dicho de otro modo, al estar explícitamente despojados de miradas externas e intenciones ulteriores (como mercadeo, competición, aprobación, etc.) los oficios fomentan la conciencia de sí del operador y lo aproximan a experiencias significativas de la Humanidad como sistema mayor
Llamadas:
(1). En 1974 se presentaron los oficios de iconografía, ludismo, perfumería y fitoterapia, alrededor del 2000 comenzaron los talleres del oficio del fuego: conservación, producción, alfarería, moldeado, cerámica, fundición de metales y finalmente del vidrio.
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